Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
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